La defensa personal ofrece recursos de prevención muy finos contra los delitos, y en particular estando bajo coerción. (blogger)
«La defensa personal no es propiamente un arte marcial, es su homólogo.»
El faro alumbra el camino
El tema
de la defensa personal ─conocido también como: self-defense, defensa propia, defensa legítima, autodefensa─,
complejo para algunos, inalcanzable para otros; responde a las agresiones que
ocurren en la calle, en los medios de transporte públicos, durante actividades
sociales o eventos públicos, en la casa también. Dichas agresiones son delitos
que se caracterizan mediante las siguientes denominaciones: robo con violencia,
violencia intrafamiliar, violación, privación de la libertad, o aquellas
agresiones que resultan de un pleito entre una o varias personas cuando las
palabras no bastan y la ira domina.
Existen
los escépticos y los extremistas frente a los diferentes métodos y técnicas de
defensa personal. Siempre habrá quien juzgue y altere los hechos y el contexto,
quien dude de la eficiencia de un sistema marcial, quien intente manipular la
información, quien tenga un avatar para mentar «madres», quien imponga su ego y
su propia verdad para lucirse, quien venda el Kick-boxing como sistema de
defensa personal, quien idealice el Jiu Jitsu Brasileño, quien jure que el Krav
Maga es lo más eficaz en dicha materia, quien glorifique la violencia, quien
enseñe técnicas acrobáticas a policías (por ejemplo: el flying-armbar), quien proponga sistemas donde el golpeo parece ser
la única opción, o cuando el estilo mostrado utiliza el brazo adversario (mantenido
estirado tras el golpe simulado) para enseñar combinaciones de control y llaveo,
etcétera.
Destreza que ha fomentado un
sistema
La
defensa personal no es propiamente un arte marcial, es su homólogo. Está
técnicamente arraigado en las artes marciales. No obstante, el contexto evolutivo
genera novedades que da claridad al concepto «sobrevivir»: la defensa personal es un concepto marcial amplio y contemporáneo.
Se materializa por medio de un escudo circular compuesto de cuatro esferas de
protección que interactúan entre ellas, es decir, las supervivencias técnica,
física, sicológica y legal.
Esquema del concepto «sobrevivir»
Requiere
del dominio espontaneo de técnicas de guerra,
contemporánea (manos libres o armadas), que se adaptan al diseño de las agresiones
urbanas*.
La
experiencia de la violencia ejercitada por el hombre sobre el hombre, por el
hombre sobre la mujer, por el adolecente sobre su prójimo (bullying), genera propiamente la fuente de inspiración y la eficiencia
de la técnica que encaminaran al instructor de defensa personal al grado de
experto. Albert Einstein decía: «Es en la crisis que nace la inventiva, los
descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a
sí mismo sin quedar "superado".»
La
defensa personal debe ser abordada con realismo y no ser el fruto de una
fantasía heroica. Requiere mostrar
gran atención y plena conciencia. Se materializa con una acción medida, no con
una reacción intempestiva. Es estar bajo un fuerte estrés y tomar la decisión correcta.
Esta decisión de supervivencia se basa en el resultado asociado de tres
aspectos intrínsecos, los cuales son
- mentales: presión sicológica para dominar los impulsos violentos;
- emocionales: enfrentarse y controlar el miedo de morir;
- quinésicas: leer y sentir señales del lenguaje no verbal.
Para ser
más concreto, el sistema Power Self-defense System, en japonés: Goshin shin no sendo*, forma mi
respuesta ante cualquier tipo de acto de violencia individual. Lo que funciona
para uno, no funciona para todos. Conocerse a asimismo, dominar sus
habilidades, sus armas, su genio, conforman el poder* personal para sobrevivir.
El grado de impacto provocado por la amenaza, sean lesiones leves, lesiones
graves o la muerte, se evalúa en mili fracciones de segundos para los más
experimentados. Ello orienta al defensor para tomar decisiones adecuadas, medidas
para controlar la gravedad de la violencia ejercitada en su contra (legitimidad
de la acción/respuesta). Respecto a
las capacidades y las habilidades del practicante de defensa personal, su
aprendizaje es gradual, de la misma forma que se practican las artes marciales.
El peligro se relativiza mediante
la práctica
Pese a
que la agresión con mano armada de cualquier tipo de punzocortante deja
temeroso a muchos, es sano escuchar a los practicantes de las artes marciales
tradicionales o de las artes marciales mixtas (AMM) decir que frente a un
agresor armado (arma punzocortante o arma de fuego), la mejor regla defensiva
(si es que se puede escoger) es no meterse e irse corriendo. Efectivamente, la
mayoría de las agresiones urbanas contemporáneas se ejecutan a mano armada, sin
olvidar que a veces los agresores llevan la cuantía ventaja. Es obviamente una
genuina preocupación. El grado de peligrosidad de la agresión no debe ganar el
ascendente sobre el espíritu de supervivencia del practicante.
Con el
afán de entrenar y pulir las técnicas que identifican al sistema de defensa personal,
se consideran las siguientes características: saber anticipar, descifrar las
intenciones del agresor, mantener la calma aparente, no perder de vista las
manos, controlar la distancia, moverse y no encontrarse inmovilizado, enfocarse
sobre el modo de neutralizar la mano armada. Todo ello se aprende y prueba. No
hay lugar para milagros pero tampoco es imposible lograrlo.
Lo expuesto
en los párrafos precedentes ratifican el hecho de que un verdadero sistema de
defensa personal debe resultar de la síntesis* entre la práctica de los bujutsu (técnicas marciales en japonés)
y la experiencia del instructor adquirida en la calle. Adicionalmente, la
práctica del Vale Tudo, del MMA en la actualidad, enriquece el sistema, o por
lo menos, mejora las habilidades.
*véase el
Capítulo 27 “Los fundamentos de la defensa personal”, El arte de la protección.