La fuerza de la vida
La naturaleza es compleja, el hombre es un ser viviente aun más complejo, capaz de alteraciones y revoluciones imprevisibles.
Avanzando en la edad de la vida terrestre, dejo atrás, mucho enojo, y voy descubriendo poquito a poquito el sentido y el valor asociados a la empatía. Mirar al otro en vez de verlo y juzgarlo, ello puede tomar muchos años, o nunca ser. Tener esta conciencia de manera permanente no es una tarea fácil, aun cuando ello demuestra ser el fruto de una sensibilidad positiva que fomenta el desarrollo personal, familiar y social. Una constatación que me hace elegir un camino a seguir, el cual entiendo y trato de aplicar con humildad en mis actos y hábitos cotidianos.
Las artes marciales y su práctica
cotidiana permiten persistir en ello. A la vez, conforman un sabio y silvestre
instrumento que otorga a su maestro la facultad de encontrar una multitud de
respuestas a las preguntas que por inercia la vida nos hace formular. Lo asombroso
en las artes marciales, reside en la exploración implacable de la eficacia
técnica, una perfección imaginaria, ya que según la edad de los hombres y su
experiencia, el grado de percepción varía.
Aunque permanecen los sueños, no por ello el
realismo de la vida da siempre satisfacción, en el momento. Allí reside la complejidad de llevar su vida en
armonía y con felicidad para alcanzar el cumplimiento de los sueños o deseos.
Entonces, naturalmente uno llega a preguntarse: ¿Cómo y cuándo? Simplemente, la respuesta se me escapa.
Pero algo sé, cuando es algo muy personal donde está involucrado el ego, se puede frenar el avance o distorsionar el camino; en oposición, cuando se trata de la entrega y ofrecer algo a su prójimo, se obtienen otras satisfacciones que no se habían planeado, tampoco deseado.
En este mes de junio 2013, cumplo 15 años de estar alejado de mi tierra natal, Francia. Una expatriación
voluntaria en México, país que me ha aportado mucho para desempeñar proyectos profesionales,
realizar sueños, establecer mi hogar.
A la vez, celebro 42 años de vida, con los cuales recuerdo la multitud de experiencias intensas y extraordinarias grabadas en los poros de mi piel, con su lote de dolor y sangre, de lágrimas y
alegría, de odio y amor, de arrepentimiento, de desafío ante la muerte, de
veracidad, de dudas, de sacrificios, de shots
de adrenalina y, a fin de cuenta, con bastante satisfacción.
Oss!
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