Los artistas marciales, apasionados y defensores de valores marciales,
los guerreros, practicantes de deportes de combate y adictos al Fitness
deberían recordar y tener siempre en mente la historia de las Artes Marciales
Tradicionales. Por medio de este artículo los invito a hacerlo.
Las Artes Marciales Tradicionales se transmitieron y perfeccionaron
durante siglos porque el progreso e innovación de técnicas ha sido una búsqueda
constante de los grandes maestros, creativos y curiosos de hacerlas cada día
mejor, buscando la perfección técnica (GI), mental (SHIN) y física (TAI):
SHINGITAI, un triple valor que caracteriza el dominio de la práctica de un
cinta negra, valores que nunca deben ser disociados y con nociones de
desarrollo tácticos por encima de la técnica.
Sin embargo, la técnica no siempre ha sido valorizada o entendida bajo este esquema; no sólo representa los
fundamentos de una escuela marcial (RYU en Japonés), sino que es el edificio
completo, el Dojo mismo. Sin técnica (GI) no hay identidad, no hay control
posible, no hay arte marcial, no hay forma ni fondo.
El corazón, la voluntad, la resistencia en los combatientes, sumados a
sus habilidades físicas trabajadas (SHIN-TAI) no constituyen el arte marcial.
Se debe practicar la técnica junto con estas cualidades físicas (TAI) y
mentales (SHIN) para repetirla, entenderla, sentirla, mejorarla, hacerla un
reflejo de uno, ser eficaz con ella, perfeccionarla tal como el herrero japonés
forja la Katana (su hoja; Tô).
Me gustan las técnicas marciales BU-JUTSU, practicarlas es el camino
del arte marcial, el BUDO, siempre aspirando a la perfección y equilibrio entre su
forma física, estética y su faceta interna y energética. Es un largo camino con
trabajo constante, cotidiano, hasta el final.
19 de Marzo del 2012
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